jueves, 21 de febrero de 2019

Relatos 6

     El primer bombardeo fue una sorpresa para todos. Pero después de aquello no podía volver a repetirse el que los pillaran desprevenidos. Así que los milicianos decidieron tomar medidas; se construyeron refugios en la iglesia, el picozo y la cuesta la vega. Para avisar, se dispuso que sonarían las campanas  al menor síntoma de la llegada de los aviones. Así que una tarde, se subieron al campanario, descolgaron las campanas y se llevaron a la parte alta del pueblo, cerca de uno de los refigios antiaéreos. Aunque la operación no fue todo lo precisa que debía y una de las campanas se hizo mil pedazos.
     Los refugios y el aviso de campana no hacían desaparecer el temor pero daban una cierta seguridad. así se demostró una tarde de mitad de agosto; cuando sonó la campana, todo el mundo corrió a refugiarse; sólo algunos niños más pequeños que aún no entendían bien lo que pasaba y que estaban en sus juegos se despistaron, aunque al oír aquel ruido infernal se desató el llanto. Afortunadamente, algunos milicianos que se dieron cuenta corrieron a por los niños y cargados con ellos llegaron al refugio. Fue providencial y una demostración más de que, muy a pesar de algunos, aquellos hombres armados no eran todos unos desalmados.


martes, 12 de febrero de 2019

Relatos 5

    A las pocas semanas de la llegada de los milicianos, un sonido hasta entonces casi desconocido comenzó a hacerse habitual. Era un sonido que provenía del cielo y que pasaría a convertirse para muchos, especialmente para los niños, en sinónimo de terror más que miedo. Los aeroplanos, con el ruido característico de sus motores, comenzaron a surcar los cielos y generalmente era para descargar su mercancía: regalos de metal cargados de muerte...
   Aquella mañana todo parecía normal. Las escuelas se habían convertido en hospital de campaña donde ya se curaba a varios heridos menos graves provenientes de las escaramuzas entre bandos  que se habían producido en los alrededores del pueblo. Algunos sacaban las mulas para que bebieran agua y pastaran. Los milicianos deambulaban por las calles... Gloria, la hija de la boticaria, vendía leche por las casas para complementar los ingresos familiares, un poco escasos; era una adolescente rubia, guapa, simpática, de buena presencia... Pero desde que había estallado el conflicto, andaba como triste y apagada. Cuando la tía María le abrió la puerta para comprarle el cuartillo de leche como hacía cada mañana, vió a la chiquilla tan asustada que le preguntó:
    -¿Qué te pasa hija que vas con esa cara?
    -¡Ay, tía María! Que la primera a la que van a matar en el pueblo va a ser a mí...
    -¡Anda, anda!- le dijo la tía María para animarla- Que no te va a pasar nada. Estate tranquila...
    Gloria siguió su ronda. A los pocos minutos comenzó a sonar aquel ruido en el cielo y enseguida aparecieron por el horizonte los aviones; abrieron sus panzas y salieron los proyectiles buscando las escuelas; el silvido en su caída libre era cada vez más cercano. De repente, sonaron varias explosiones; una bomba alcanzó el patio de la escuela e hizo saltar por los aires las tapias; las otras cayeron cerca de la fuente... Gritos, llanto y dolor... Cuando se alejó el ruido todo era confusión; pero tocaba hacer balance. Un miliciano muerto; un paisano y su mula, muertos... ¿Y Gloria? ¿Dónde estaba Gloria? La buscaron, la llamaron... pero no había respuesta. Al final, alguien encontró unos restos de cabello rubio en una pared de las cortes de las Escuadrillas, al lado de un cráter dejado por una de las bombas...
    La tía María, al enterarse, lloró en silencio y pensó: "La pobre niña tenía razón. Ha sido la primera... Que Dios la tenga en su gloria". Aquel día triste y aciago fue el primero de muchos. La oscuridad se había instalado en aquellas tierras.


sábado, 9 de febrero de 2019

Relatos 4

    Los primeros días todo parecía normal, salvo por aquel grupo de milicianos; pero, poco a poco, el paisaje humano fue mudando. Desapareció el cura junto con algunos otros que se pasaron a zonas controladas por el "enemigo"; otros fueron reclutados y armados en el pueblo más importante de la zona para empezar a formar las milicias. Había miedo en la gente y nadie se atrevía  a hablar públicamente, salvo los que se sentían afines a los hombres armados; incluso algunos de ellos parecían ahora los amos del pueblo e iban atemorizando a los contrarios.
    Las familias más ricas fueron desalojadas y en su casa se fueron instalando los que hacían de mandos en aquella milicia. Ella todavía era una niña muy pequeña pero sentía que algo pasaba. Una noche alguien golpeó con fuerza la puerta de la casa; sus padres respondieron desde el interior, sin llegar a abrir, con inquietud y miedo. Era uno de los "jefecillos" del pueblo que estaba pasando por las casas de los que habían votado la última vez al "otro bando" (allí todo se sabía), requisando las mantas para los soldados. Era verano pero, aún así, en aquel pueblo el frescor no perdonaba ni aquellas noches.
    La madre de la niña, armándose de valor respondió: "Iré a quitárselas a mis niños, que duermen. Las pocas que tenemos son para ellos".
    El mando que acompañaba al "jefecillo" respondió: "Señora, ¿entonces hay niños en esta casa?"
-"Sí. Tenemos cuatro. El pequeño de dos años".
-"Déjelo. Vamos a buscar a otra casa", dijo el miliciano. Y se marcharon por donde habían venido.
    Así salvó aquella madre la situación y comprendió que no todos los que venían eran quemarretablos. Al menos algunos también conocían la compasión.



viernes, 8 de febrero de 2019

Relatos 3

No se sabía bien lo que pasaba, había mucha confusión los primeros días... Unos decían que alguien se había levantado contra el gobierno legítimo; otros pensaban, pero se callaban, que era necesario el levantamiento pues la violencia contra los curas y las monjas especialmente y la amenaza de la muerte para algunos, estaban descontroladas... En este sentido, les dieron la razón a los pocos días: algunos exaltados del pueblo junto con algunos milicianos se dedicaron a derribar todos los retablos y altares de la iglesia; hicieron una gran hoguera y allí ardió todo: columnas, imágenes, ropas, libros parroquiales... ¿Y el cura? El cura no estaba ya; cuando fueron a buscarlo a la casa parroquial ya había huído, avisado por el maestro (este era de ideas contrarias, pero era respetuoso y muchas veces había conversado con el cura y podía considerarse amigo suyo). El cura huyó al monte y en cuanto pudo pasó las líneas del frente, aún muy difusas, y se refugió entre aquellos que decían defender la religión. Nunca más volvió al pueblo...

Relatos 2

En aquel pueblo desde que se votaba e incluso antes siempre ganaba el mismo bando. La última vez que hubo elecciones también fue así; pero en el cómputo general del país ganaron los del otro bando. Aunque, a decir verdad y aparentemente, aquello de los bandos les sonaba un poco extraño porque en el pueblo todos parecían pertenecer a la misma familia y no se apreciaban fracturas de convivencia importantes, salvo los típicos roces que no pasaban de ser una discusión fuerte que solía arreglarse tomando unos vinos en alguna de las tabernas.
El pueblo estaba aislado y relativamente lejos de las vías de comunicación importantes y como los medios no eran ni de lejos los de ahora, las noticias solían llegar tarde y con cuentagotas. Así que la llegada de aquellos hombres armados que se hacían llamar milicianos les sorprendió con las hoces preparadas, no para la lucha sino para la siega que se veía ya inmimente, por el dorado que iban adquiriendo trigos, cebadas y centenos.
Los milicianos tomaron la plaza que poco a poco se fue llenando también de curiosos.

Relatos de una guerra que otros vivieron y me contaron


 Aquel era mi pueblo, pero no parecía. Había cambiado tanto en más de cuarenta años que salvo por la iglesia y el trazado de las calles no parecía el mismo. Más cambiado aún si nos remontamos otros cuarenta años, donde se inician las historias que ahora me vienen a la memoria, cuando aquella guerra cambió todo...

CAMPO DE TRABAJO 2020

Quedan meses... casi cinco. Pero las cosas hay que prepararlas con tiempo. Y eso es lo que hacemos. Desde hoy está lanzado el Tercer Camp...